7. Música. Violeta Parra

Abanico icon - Spanish for LondonVioleta Parra, la Violeta. Yo tenía más o menos diez años cuando la descubrí. Había un disco de ella en casa, con una canción que se llama “Me gustan los estudiantes”, que era típica de los años 70, en los que en Latinoamérica, por influjo de ciertos fenómenos sociales como la Revolución Cubana, había surgido un estilo de canciones combativas, con una clara orientación de izquierda, que pugnaban por el cambio social. Éramos de una generación romántica, que creía que era posible cambiar el mundo. Y yo cantaba a los gritos: “me gustan los estudiantes, porque son la levadura, el pan que saldrá del horno con toda su sabrosura, para la boca del pobre que come con amargura. ¡Caramba y zamba la cosa, viva la literatura!”

Violeta Parra vivió entre 1917 y 1967. Pertenecía a una familia con una gran propensión a las artes. Su hermano Nicanor fue un poeta muy reconocido, su padre tocaba la guitarra y el violín, y casi todos sus hermanos hacían música de una u otra forma. Pero sin duda, quien más se destacó en la familia Parra fue Violeta. Cantaba las canciones que ella misma componía y se dedicó a divulgar la música de su país, lo que luego inspiró a muchos otros artistas a hacer lo propio en otros países de América Latina. No solo fue una gran folklorista, también fue una reconocida artista plástica y sus obras se exhibieron en el Museo del Louvre. No la tuvo fácil. La familia era muy pobre, así que ella y sus hermanos salían a cantar en restaurantes, circos, trenes e incluso en las calles. Con todo ese bagaje, esta niña que comenzó a tocar la guitarra a los nueve años se convirtió en la gran Violeta Parra, que llevó su música por todo el mundo. Tuvo mucho éxito en Francia, algo que en esa época era impensable para un artista chileno. El centro cultural más importante de Santiago de Chile lleva su nombre y el 4 de octubre, rememorando su nacimiento, se celebra el día de la música y de los músicos chilenos. Una enormísima cantidad de artistas internacionales de renombre han hecho versiones de muchas de sus canciones. Si van a Santiago de Chile, no dejen de visitar el Museo Violeta Parra.

La vida personal de Violeta no fue precisamente feliz. Se separó de su primer marido porque él tenía en mente una imagen de familia tradicional, y la esposa que le tocó en suerte no era precisamente sumisa ni respondía al estereotipo que este hombre se había forjado. Estando en París, Violeta se enamoró de un musicólogo suizo, pero esta relación no llegó a buen puerto. Esa gran desazón está expresada en canciones emblemáticas, como “Gavilán”, “¿Qué he sacado con quererte?” y una de las dos que he seleccionado para este blog, “Maldigo del alto cielo”.

Vamos a la música. Elegí dos canciones que no podrían ser más divergentes, a tal punto que parecen escritas por dos personas distintas. La primera es la clásica “Gracias a la vida”, que, como su nombre lo indica, exhibe una mirada positiva, mientras que la segunda es la oscura y desgarradora “Maldigo del alto cielo”. Aquí tienen dos versiones de cada una. Ojalá les gusten.

Gracias a la vida (intérpretes varios): https://www.youtube.com/watch?v=_7-vTDV_aSA

Gracias a la vida (Mercedes Sosa y Joan Baez): www.youtube.com/watch?v=JO7G1v-6Gg4

Maldigo del alto cielo (Soledad Villamil): https://www.youtube.com/watch?v=xdTyT3Gx-0Y

Maldigo del alto cielo (Nadia Larcher): https://www.youtube.com/watch?v=Z4IFdgmHZgg

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